Los
expertos en educación reclaman, a nivel mundial, una
reestructuración de los sistemas educativos actuales. La mayoría de
países desarrollados continua empleando métodos basados en la
formación surgida de la industrialización, cuando era necesaria
mano de obra abundante y habituada a trabajar largas jornadas
recluida en estancias frías y sin distracciones. Había que educar a
los niños para que se convirtieran en los obreros del futuro.
Actualmente,
el hecho de que los niños pasen largas jornadas fuera de casa, en
horario laboral, dentro de un mismo aula sin otra posibilidad que
escuchar al profesor y realizar los trabajos que pida, con pesadas
tareas extraescolares y muchos exámenes y controles periódicos, no
nos parece nada fuera de lo normal, incluso pensamos que es algo
necesario para que el día de mañana lleguen a ser adultos
cualificados.
Pero
algo está cambiando y es que el ritmo de vida que llevamos, la
cantidad de información mediática que nos llega y las nuevas
tecnologías están abriéndonos los ojos al hecho de que los niños
y adolescentes se aburren y desinteresan de la escuela, porque en
efecto, es aburrida y poco interesante. No les pasa nada extraño,
más bien lo que ocurre es que el sistema educativo no se está
adaptando a sus necesidades que, aunque no ha sido nunca válido para
crear ciudadanos motivados y creativos, funcionaba más o menos bien
según las demandas laborales y económicas.
De
ahí que estén surgiendo nuevas propuestas educativas adaptadas a
los complicados currículos. Pero no vayamos a creer que estas
metodologías son totalmente innovadoras y actuales, nada más lejos
de la realidad. Ya a finales del siglo XIX surgieron voces
discrepantes con los métodos educativos que se estaban implantando.
Muy conocido el movimiento de la Escuela Nueva que alberga entre
otros a personalidades del nivel de Maria Montessori, John
Dewey, Célestin Freinet o Jean Piaget.
El
método que nos ocupa, que surge a principios del siglo XX conocido
como método Germinal o Iniciativo, es promovido por Decroly (quien
trabajó con niños discapacitados e investigó y desarrolló métodos
terapeúticos) y Freinet (que desarrolló el concepto de
trabajo-juego). Parte de una premisa básica: es un método centrado
en el alumno. Es decir, eso de que sea el profesor quien dirige la
clase, que tiene como prioridad abordar unos contenido
pre-establecidos y que el alumno es un mero espectador pasivo no
tiene sentido en esta metodología. En realidad, el aula se
estructuraría más o menos así:
El
maestro escucha al alumno y potencia su curiosidad a través de la
motivación, de dar respuesta a sus demandas y de sugerirle formas de
buscar la información que necesita.
El
alumno es quien busca y organizar la información que le es útil y
crea un vínculo más cercano a los nuevos conocimientos que con las
metodologías habituales.
Los
conocimientos están implícitos en las propias necesidades de la
vida. No es tan importante cuánto o qué se sabe, sino el
encontrarlos dentro de nuestras propias vivencias.
Por
ejemplo, encontramos el método que usaba Freinet para que sus
alumnos aprendieran matemáticas, conocido como el cálculo vivo de
Freinet. Esta técnica permitía el aprendizaje significativo y
funcional de las actividades matemáticas mediante problemas de la
vida real. Usaba el tanteo experimental aplicado tanto al anáñisis
del problema como a la forma de resolución. Para que nos hagamos una
idea, usaba cálculos de dinero como cuando se va al mercado. Puede
que esto hoy nos parezca algo simple, pero en su momento esto era
realmente novedoso y permitía a los niños aprender de forma
intuitiva. Se podría aplicar fácilmente a otras situaciones
cotidianas.
Otro
ejemplo son los centros de interés de Decroly. Este pedagogo belga
centraba los temas de estudio en los intereses de los niños. Según
su método, el niño aprende lo que le interesa que previamente ha
surgido de una necesidad y la educación debe proporcionarle el
conocimiento de una forma natural. El ambiente debe propiciar el
juego, el movimiento, el contacto con la naturaleza, debe carecer de
obstáculos que impidan la actividad y que fomente las relaciones
comunitarias externas al aula. El educador es el intermediario entre
el medio y el niño, organiza el espacio y utiliza la observación
para recoger información y analizar su desarrollo.
Como
vemos, este método, al igual que otros más democráticos y
respetuosos con los intereses de los niños, reclaman la
participación del propio alumno en su educación, le dan valor a la
exploración y la experimentación, usan el juego y las actividades
lúdicas como mecanismo educador y entienden la naturaleza como medio
óptimo para el aprendizaje. Aunque no es un método actual, podemos
decir que es un método moderno en cuanto a que introduce conceptos
totalmente actuales, innovadores y reivindicativos de lo que
conocemos hoy por escuela.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
http://www.mcep.es/index.php?module=mceps&action=show&id=17
http://www.aulalibre.es/IMG/pdf_EL_CALCULO_VIVO.pdf
ELIOT W. EISNER
¿Qué
logramos al trabajar en las artes con los jóvenes? Esta es la
pregunta que Elliot Eisner, investigador educativo, profesor de arte
y escritor, plantea como punto de partida para exponer sus teorías
sobre la educación basada en las artes.
Elliot
W. Eisner ha sido uno de los investigadores educativos contemporáneos
de más relevancia en las últimas décadas. Fallecido en enero de
2014, dedicó sus últimos años a viajar para dar charlas y
conferencias en universidades, congresos y museos de todo el mundo.
Como
estudiantes de la especialidad de dibujo y futuros profesores podemos
estar fácilmente de acuerdo con sus teorías, pero lo cierto es que
cuanto más he podido leer sobre él, más elaboradas y realistas me
parecen. No es una cuestión de simpatía por afinidad de opiniones,
sino que realmente entiende a sus alumnos y quiere lo mejor para
ellos.
Gran
parte de lo que los estudiantes hacen en la escuela, lo hacen para
adaptarse a las tareas marcadas por el profesor, para dar la
sensación de que están implicados y así adaptarse a las
expectativas ajenas. Pero el trabajo en las artes requiere justo lo
contrario. Se fundamenta en el hecho de que se tenga algo que decir,
algo dentro que necesite ser expresado.
Las
imágenes, ideas y sentimientos no siempre tienen que ir por delante
del trabajo, sino que pueden informándose en el proceso mientras se
realiza el trabajo. A aquellos objetivos que afloran durante el
transcurso del trabajo decimos que son descubiertos. No tienen por
qué haber sido planificados de antemano. Puede incluso que cambien
el curso del trabajo.
Sin
embargo, la expresión implica que hemos establecido un objetivo
previo a la acción sobre una tarea. Podemos decir entonces, que
comprendemos lo que queremos expresar.
Tanto
el descubrimiento como la expresión de los objetivos tienen que ser
significativos para el alumno, ya que éstos son importantes y tienen
que ayudar a los alumnos a crearse metas que realmente les importen.
Las
limitaciones en el proceso creativos son necesarias porque favorece
la necesidad de alcanzar nuevos retos. Si permitimos a los alumnos
una libertad creativa absoluta, solo conseguiremos que aborden el
tema de una forma irreflexiva. Proponerles unos límites que deban
sortear para llegar a nuevas metas creativas será el aliciente para
desarrollar las habilidades de los niños. Esto se puede conseguir
sin pretender abarcar una gran cantidad de temarios, materiales y
proyectos. En educación artística, a diferencia de lo que se suele
creer, no funciona eso de cuanto más, mejor. Lo que haremos será
centrarnos en la continuidad de la tarea que estemos realizando. Así
pues, lo que necesitamos es profundización, y la profundización
requiere continuidad.
Además,
podemos y debemos aprovechar el poder educativo que tiene el grupo de
aula visto como una comunidad y que puede convertirse en un poderoso
medio para la promoción del desarrollo
individual.
La critica del grupo puede ofrecerles la oportunidad única de ser
críticamente útiles a sus compañeros.
En
definitiva, podemos decir que la educación artística tiene como
objetivo el desarrollo de la mente, aspira a ayudar a los jóvenes a
ver y a experimentar el mundo, y trata de promover la emoción a
través de la experiencia estética. En cuatro palabras, la educación
artística trata del enriquecimiento de la vida.
Una
de las teorías más controvertidas y famosas de Eisner es que según
explica, todos los niños nacen con un cerebro biológico, es decir,
un soporte físico vacío de contenido. Nacemos con él, pero no
tenemos mente, sino que la creamos a partir de nuestras experiencias.
De esta manera, todos los niños tienen las mismas posibilidades de
desarrollar talentos que dependerá de en qué medida se trabajen.
Parece una teoría muy democrática, aunque sabemos que la genética
tiene mucho peso en las capacidades y talentos de las personas. Lo
que creo que Eisner pretendía era dar la misma importancia a todos
los niños, independientemente de su nivel social o lugar de
nacimiento y hacerles partícipes de una educación que potenciara
todas las capacidades por igual sin hacer distinciones.
Eisner
resume parte de su teoría con estas diez lecciones que según su
criterio nos enseña el arte:
1.
Las Artes enseñan a los niños a tomar buenas decisiones sobre
relaciones cualitativas.
2.
Las Artes enseñan a los niños que los problemas pueden tener más
de una solución y que las preguntas pueden tener más de una
respuesta.
3.
Las Artes muestran múltiples perspectivas.
4.
Las Artes enseñan a los niños que en las complejas formas de
resolver problemas rara vez hay una única solución, sino que
cambian según las circunstancias y la oportunidad.
5.
Las Artes hacen visible el hecho de que ni las palabras en su forma
literal ni los números nos muestran todo lo que podemos saber.
6.
Las Artes enseñan a los estudiantes que pequeñas diferencias pueden
crear grandes efectos.
7.
Las Artes enseñan a los estudiantes a pensar a través de y con lo
material.
8.
Las Artes ayudan a los niños a aprender a decir lo que no pueden
decir.
9.
Las Artes permiten experiencias que no se pueden adquirir a través
de otras fuentes
10.
La posición de las Artes en el currículum escolar simboliza para
los jóvenes lo que los adultos creen que es importante.
Una
de las citas más bellas que nos quedan de este gran investigador
dice que “necesitamos decir por medio de las artes lo que no
podemos decir literalmente”.
REFERENCIAS
BILBIOGRÁFICAS
Eisner,
E. (2002). Artes y creación de la mente, Capítulo 4, Lo que
las artes enseñan y cómo se muestra. (pág 70-92).
Eisner,
E. (2002). Arte, Individuo y
Sociedad.
Anexo I (pag. 47-55)
MOVIMIENTOS OBREROS Y RENOVACIÓN EDUCATIVA A FINALES DEL SIGLOS XIX Y PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
Si ha habido una edad de oro en España,
en cuanto a las innovaciones pedagógicas se refiere, es esta. Más
de medio siglo en el que las nuevas corrientes políticas y sociales
van apareciendo tímidamente y, entre ellas, se dejan ver las
metodologías pedagógicas más novedosas del momento. Ya desde la
época isabelina se atisba cierto interés por crear una conciencia
crítica de la clase obrera. Y, aunque con la llegada de los
anarquistas durante el periodo del sexenio revolucionario, el
movimiento obrero tomara cierta relevancia y plantearan el modelo del
nuevo ciudadano, ese que debía reconstruir la sociedad, no llegarían
muy lejos. La Restauración dejó en la clandestinidad cualquier
mínima presencia de críticas hacia el
sistema tradicional que ha regido a España durante siglos.
Son las últimas décadas del siglo XIX
y las primeras del siglo XX las que traerán los cambios más
importantes en pedagogía que ha experimentado este país. Los
crecientes movimientos anarquistas y socialistas de la época
favorecían la llegada de corrientes extranjeras sobre ciencia,
pensamiento y pedagogía. Se quería formar por igual a niños,
mujeres y hombres. La educación debía constituir un correctivo para
las desigualdades sociales y una herramienta para alcanzar la
independencia de los trabajadores. En definitiva, debía ser la base
para alcanzar una sociedad más democrática en cuanto a derechos de
los trabajadores.
Anarquistas y socialistas no tenían
planteamientos idénticos políticos, ni tampoco en educación.
Aunque partían de ideas comunes como la educación integral y
universal, las metodologías usadas eran del todo diferentes. El
anarquismo basaba su planteamiento ideológico sobre educación en el
racionalismo. La ciencia y la experimentación se convertía en el
eje central de la educación y de ella partían las metodologías
empleadas. Nada ni nadie debía intervenir en las escuelas,
profesores y alumnos. La separación de cualquier estamento de poder
(Iglesia o Estado) era obligatoria. La Escuela Moderna fue justamente
la ejemplificación de esta corriente pedagógica.

Boletín Oficial de la Escuela Moderna, Barcelona, Mayo de 1908

Boletín Oficial de la Escuela Moderna, Barcelona, Mayo de 1908
Las escuelas socialistas, aunque
defendían los derechos fundamentales sociales compartidos por los
anarquistas, sí creían en el Estado como herramienta para hacer
llegar la educación a la clase trabajadora. Se podría decir que fue
una etapa más conciliadora entre la ideología y la clase
trabajadora, porque se asentaron políticas pedagógicas reales y
factibles.
Puede que en materia de educación no
haya un único camino correcto a seguir y que cada una de estas
corrientes políticas pudieran encontrar metodologías pedagógicas
válidas para el contexto social de la época, pero la realidad era
que a pesar de todos estos esfuerzos ideológicos, la educación
seguía sin llegar a la gran mayoría de la población. España
seguía manteniendo un acusado retraso social en cultura y educación
que se prolongaría durante décadas. La educación es una
herramienta muy útil para los poderes políticos y religiosos,
permite controlar a la población de una manera más o menos sutil
pero tremendamente eficaz. Los intentos por traer innovaciones
pedagógicas a España evidencian no solo el interés de las clases
obreras por salir de su situación de pobredumbre, sino también un
deseo de cambio de régimen que acerque el país a la modernización
y la industrialización y así desterrar por fin una tradición
anclada a un pasado que el mundo moderno ya no ve con buenos ojos.
Cambio que no se producirá finalmente, hasta pasado casi un lustro.
Si algo hay que agradecer a esta edad
de oro de la pedagogía española es la gran cantidad de figuras y
escuelas que nos deja. Se las puede considerar la base de lo que hoy
sería nuestro sistema educativo. En esos años llegaron libros y
metodologías de ilustres pedagogos de Europa y Norte América.
Corrientes positivistas, racionalistas, naturalistas, socialistas,
etc. A pesar de encontrarnos con un contexto socio-político más
bien nefasto en los siglos anteriores, ilustrados y pensadores
decidieron apostar por la innovación pedagógica como modelo de
cambio.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Escolano-Benito, A. (2002). La educación en la España contemporánea. Madrid: Biblioteca Nueva.
Lázaro Lorente, L. (1985). La escuela moderna de Valencia (1906-1914): una alternativa de educación popular. Valencia: Nau Llibres.
Las casas del pueblo en el ideario colectivo popular: . Fundación para el desarrollo de los pueblos de Andalucía. http://www.fudepa.org/fudepaweb/Publicaciones/Casas_Pueblo/03%20Ideario.pdf
Arias González, L. Las casas del pueblo y sus implicaciones geográficas. http://www.ub.edu/geocrit/b3w-884.htm
Ferrer i Guardia: La Escuela Moderna. http://www.ferrerguardia.org/es/la-escuela-moderna
No hay comentarios:
Publicar un comentario